La palabra ‘performance’ remite a una multiplicidad de significados. Quizá el más cercano para cualquiera sea el de ‘rendimiento’. La incorporamos desde la cultura de habla inglesa en la que significa también simplemente ‘actuación’. Pero los que de algún modo estamos relacionados con el arte sabemos que performance significa otra cosa: la palabra ‘performance’ alude a una diversidad de manifestaciones culturales. La palabra conserva una ambigüedad, una apertura, una especie de indefinición. Ahora bien, hay un núcleo de significados en esa palabra que sería bueno que nosotros, los que actuamos de algún modo en el arte, conociéramos y reflexionáramos centrados en nudos o núcleos pregnantes, que podrían ser algunos de los siguientes: los límites, los umbrales, las fronteras (el más allá del escenario, tanto en un sentido real como ficcional); el más allá de la convención teatral, del pacto entre público y actores; la profundización de las problemáticas básicas de las artes espacio-temporales (danza, mímica y teatro), relacionada con la relación compleja entre el tiempo y el espacio; un cuestionamiento de lo que quiere decir ‘espectacular’ y del servicio prestado a distintas causas políticas, sociales, económicas; una transición entre la política y el arte; una reflexión sobre la vida cotidiana (una reflexión-fractal sobre nuestras costumbres y hábitos, una especie de ‘descripción densa’); un reclamo del espacio público y un reflexionar sobre el tema del espacio, sus significados y las relaciones de poder que trasuntan; por último, una transición entre las experiencias perceptivas y la intervención pública.