La obra de Sergio Ramírez incorpora la figura de Rubén Darío como símbolo cultural popular que permite edificar un discurso para la imaginación de la nación, en especial en sus ensayos y se construye a sí mismo como continuador de Darío en cuanto a la elaboración de una literatura nicaragüense. Por otra parte, Ramírez dialoga con diversas tradiciones literarias y culturales latinoamericanas y europeas sobre las cuales elabora su narrativa.