La sociedad de la información y el conocimiento transformo por completo las relaciones hombre-naturaleza, hombre-hombre, hombre-trabajo y hombre-saber. Desidealizando la concepción de un hombre objetivo, basado en su sentencia absolutista sobre la razón y el capital; desarticulando las utopías del tiempo-espacio del mundo clásico newtoniano con sus consecuencias de determinismo estructural; devolviendo la razón a un estado de cultivo primigenio en donde las posibilidades de comprensión del continuum sociocultural aumentan exponencialmente sin barreras paradigmáticas que la contengan.
Tal trasformación va dando lugar a formas de interacción y conceptos culturales cambiantes que nacen y se pierden en un tiempo que se inventa; un tiempo instantáneo poco tolerante. Un tiempo que implica una disposición del conocimiento, abierta, multifuncional, incluyente y en especial flexible ante la posibilidad de dar respuesta rápida a la comprensión del entorno. De igual modo, a medida que las interacciones culturales cambian con rapidez, el acceso a la comprensión de los códigos inmersos en ellas (interacciones) se vuelven más complejos por la multivariabilidad de expresiones en el acontecer cotidiano.