La siguiente presentación intenta promover y justificar el judo como práctica educativa. Una actividad corporal que desarrolla posibilidades socializadoras y aporta desde su propia lógica valores éticos para la formación de sujetos de diferentes niveles etarios. Mediante el judo como disciplina educativa se potencia (si la entendemos como cualidades humanas) la lealtad, cooperación, el respeto por uno mismo y por el compañero, el sentimiento de lucha, el saber ganar, perder y el respeto por los acuerdos establecidos. Fundamentalmente se transmite la emoción de un tipo de práctica corporal, que si bien es agonística no se agota en la competencia. Le podríamos agregar, posibilidades didácticas-metodológicas como; el descubrimiento de nuevas posibilidades motrices, la resolución de problemas técnicos-tácticos, etc.
Por lo dicho anteriormente, la justificación educativa del judo incorpora un aspecto "afectivo" importante para el alumnado, que se basa en la noción del “cuerpo a cuerpo” aunque aquí, la violencia es disipada, ficcional. A través del contacto corporal se transmite la idea de que la fuerza del otro es usada en beneficio propio, pero esto se da de manera recíproca (ju-do significa literalmente en japonés "camino de la suavidad") Todo ello permite enriquecer de manera global, la construcción armoniosa de la formación del alumno-practicante. Precisamente, en esta presentación relataré desde mi experiencia como formador, la propuesta que estoy llevando a cabo, un trabajo de inclusión en judo para niños con capacidades especiales. En este sentido adelanto, que la forma de comunicación empleada será mejor comprendida a través de imágenes.