Esta ponencia es parte de una investigación a través de la cual realizo mi tesis de Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires. En la misma, a partir de un enfoque cualitativo, analizo cómo influye la práctica deportiva en la experiencia de la discapacidad motriz adquirida en la actualidad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si bien mi interés en dicha investigación residía en indagar los efectos de la práctica deportiva en la vivencia de la discapacidad en la actualidad, fue el propio proceso de investigación el que exigió la mirada al pasado. El uso de la categoría nativa "rengo", expresión a través de la cual las personas con discapacidad motriz que realizan deporte se autodefinen, deja perplejo al observador externo al campo, quien no podrá dejar de comprender por qué personas que circulan en sillas de ruedas han de denominarse así. Pues bien, esta noción fue "creada" por los pioneros fundadores del campo del deporte adaptado con el fin de describir el modo de andar propiciado por las secuelas de poliomielitis, asociado a cierta cojera acompañada, generalmente, del uso de prótesis y bastones canadienses, pero también con la intención de generar cierta incomodidad a la presunta “normalidad” de los nativamente llamados "convencionales" (es decir, las personas sin discapacidad).