El presente trabajo se propone establecer un diálogo entre ciertos aspectos de la filosofía de William James y la pintura impresionista. Esta asociación sigue la intuición de Jorge Santayana para quien el reconocimiento jamesiano de la contingencia constituye un modo de aprehensión “impresionista”.
Así, el alumno de James relata en su escrito “Breve historia de mis opiniones” que aquello que adquirió de su profesor fue, más que nada, eso que éste nunca enseñó de una manera explícita, pero que sin embargo él afirma haber asimilado del fondo de su espíritu y de su doctrina. Lo más importante de ese trasfondo no dicho, era un sentir de lo inmediato, de lo relativo al hecho súbito de la experiencia, no adulterado ni explicitado.
Santayana sostiene que, para James, tal auténtica experiencia era siempre de la misma naturaleza que una sensación, y aunque pudiera trazarse en ella una continuidad de cualidades, su existencia es siempre efímera. Era este elemento de indeterminación el que con tanta fuerza sentía James en la afluencia vital.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)