En la primera página deMás allá del principio de placer, Freud advierte sobre el carácter fuertemente especulativo que tendrá el texto: sostiene que ya que trata sobre el “sector más oscuro e impenetrable de la vida anímica”, “debe dejársenos en completa libertad para construir sobre él”. El objetivo consiste en resolver un problema que se arrastraba de esquemas anteriores: si por un lado la vida psíquica es regida por un principio de placer y, además, por otro lado, otra de las tendencias del aparato anímico es conservar lo más baja posible la cantidad de excitación en él, luego, los dos principios se confunden, o uno resulta derivar del otro, en tanto la elevación de la excitación produce displacer y ambas tendencias llevan a estabilizarlo. De esta manera el principio de realidad no abandonaría el placer como objetivo, sólo tiende a evitar posibles desestabilizaciones mediante rodeos que a fin de cuentas terminan siendo el camino menos displacentero. Claro que, en el marco de este planteo, parece entonces muy difícil aventurar alguna hipótesis más allá del principio de placer.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)