En la obra Teoría de la Acción Comunicativa, Habermas presenta el proceso de colonización del mundo de la vida como la conclusión de un desarrollo conceptual que combina dos perspectivas de análisis, las cuales se definen en función del tipo de racionalidad y de los mecanismos de coordinación de las acciones característicos de cada una de las esferas que conforman la estructura social: el enfoque del mundo de la vida, correspondiente a los ámbitos en los que la mediación del lenguaje sirve a la orientación al entendimiento en la acción; y el enfoque sistémico, correspondiente a los ámbitos económico y administrativo, a partir de que mecanismos institucionalizados vía Derecho sirven exclusivamente al cumplimiento de objetivos inherentes a procesos de autocontrol, desestimándose, consiguientemente, cualesquiera fines ajenos a la mera conservación de cada sistema. En este marco conceptual, el proceso de colonización que Habermas denuncia como una distorsión propia de las sociedades occidentales económicamente avanzadas consiste en que los subsistemas escindidos del mundo de la vida reobran sobre este mismo ámbito, a través de sus mecanismos específicos, sustituyendo a la comunicación orientada al entendimiento en la coordinación de la acción; el exceso de injerencia de la racionalidad sistémica por sobre los límites de las esferas vinculadas a la producción de condiciones materiales de vida resulta en la adopción de sus formas propias en el plano de los contenidos simbólicos de la acción, con consecuencias para el conjunto de significaciones de los agentes.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)