Cuando explotó Hiroshima – recuerda el poeta William Ospina- Estanislao Zuleta tenía diez años; trece cuando en la esquina de la avenida Jiménez con carrera séptima de Bogotá mataron a Jorge Eliécer Gaitán y en Delhi asesinaron a Gandhi; dieciocho cuando en el año 53 Rojas Pinilla derrocó a Laureano Gómez; y dieciocho también cuando, alentado por Fernando González, el solitario de Envigado, viajó a Budapest y entró en contacto con los países de Europa Oriental (Ospina, 2003). Autodidacta desde el bachillerato, al que renunció bajo el irónico argumento de que asistir a la escuela no le dejaba tiempo para estudiar, Estanislao Zuleta llegó a ser profesor de economía política latinoamericana en la Universidad Nacional de Bogotá; de la facultad de Economía Política de la Universidad de Antioquia; y profesor y conferencista de la Universidad del Valle, de donde recibió en 1980 el Doctor Honoris Causa en Psicología y en cuyo evento leyó el “Elogio de la dificultad”, tal vez su ensayo más divulgado. Durante la década de los 80 fue asesor en temas de Derechos Humanos para las Naciones Unidas, y también asesor durante las presidencias de Belisario Betancourt (1982-1986) y de Virgilio Barco (1986-1990) en relación a temas del conflicto armado e instauración de espacios de diálogo para la paz. Estanislao Zuleta recorrió caminos de la filosofía, el marxismo, la teoría económica, el psicoanálisis, la historia, la sociología y la crítica literaria. Fue autor de muchas obras, entre las que podemos señalar Conferencias sobre historia económica de Colombia; Comentarios a la introducción general a la crítica de la economía política de Carlos Marx; Lógica y crítica; Thomas Mann, la montaña mágica y la llanura prosaica; Sobre la idealización en la vida personal y colectiva y otros ensayos; El pensamiento psicoanalítico; Arte y filosofía, casi todas compuestas a partir de la recolección de sus charlas, clases o conferencias, es decir, obras pronunciadas de forma oral antes que escritas. Atravesada la década de los 80, Estanislao Zuleta, fue, en definitiva, una figura influyente tanto en el ámbito académico -a pesar de mantenerse al margen de sus formalidades-, como del ámbito intelectual y político colombiano.A partir de la lectura de algunos de sus ensayos y conferencias me propuse indagar de qué manera y a partir de qué sistema crítico se plantean en su obra las particulares condiciones de posibilidad en las que se produce el encuentro entre los unos y los otros que componen una comunidad a partir de la violenta realidad en que vive la sociedad colombiana. La hipótesis con la cual parto es que Zuleta -quién dedicó buena parte de su obra a indagar críticamente las condiciones históricas, económicas y políticas por las cuales Colombia ha tenido que vivir una historia plagada de violenciaentiende que el encuentro entre los unos y los otros, que se produce en un espacio (una geografía) y una temporalidad (una historia), tiene implícita una paradoja: si la autonomía personal y la individualidad no están nunca por fuera del ejercicio racionalizador, como no se cansó de señalar el intelectual antioqueño, tanto la figura del otro como la relación por la cual se produce el vínculo social que se establece entre los unos y los otros debiera ser reconocida como determinante en la construcción de “un espacio social y legal en el cual –como señala Zuleta en su corto y agudo ensayo titulado “Sobre la guerra”- los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo”
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)