En el περὶ ἰδεῶν, Aristóteles presenta los argumentos que esgrimían los platónicos para postular ideas. El primer grupo de argumentos se basa en las ciencias: dado que hay ciencias, y que por diversas razones no pueden tener como objeto a los particulares, entonces existen las ideas, que son objeto de las ciencias.
Luego encontramos tres críticas a estos argumentos: en primer lugar, no prueban la existencia de ideas separadas, sino de universales. En segundo lugar, las mismas razones que llevan a postular ideas de los objetos de las ciencias llevarían a postular ideas de los objetos de las artes. Por último, dado que las artes, al igual que las ciencias, tienen a las ideas como sus objetos, hay que postular ideas de artefactos.
Las dos últimas críticas presentan varios problemas para los comentaristas, especialmente la tercera: ¿por qué sería problemático postular ideas de artefactos? En el corpus platónico hay numerosos ejemplos de ideas de artefactos, como lanzadera, mesa y cama, pero Aristóteles sostiene que no eran aceptadas por los platónicos. Se han escrito ríos de tinta sobre este problema. Sin embargo, los especialistas le han dedicado menos atención a la segunda crítica, que considera la existencia de ideas de los objetos de las artes como una consecuencia indeseable para los platónicos. Esta crítica se basa en un presupuesto que amerita ponderación: la analogía entre ἐπιστήμη y τέχνη. Según esta crítica, la única diferencia entre ἐπιστήμη y τέχνη radica en sus objetos: mientras que la medicina tiene como objeto a la salud en sí, la carpintería tiene como objeto al banco en sí. Parecería que no hay ninguna diferencia cognoscitiva entre ellas.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)