Al abordar el estudio del Para-otro en El Ser y la Nada, Sartre reconoce la astucia que Heidegger tuvo al haber enunciado la “realidad-humana” como una relación de ser. La oposición entre sujeto y objeto, en la cual las teorías del conocimiento encuentran no sólo el fundamento del existir humano sino también el punto de partida para la pregunta por el ser, es reemplazada por un vínculo fundado en una esfera pre-ontológica. Mientras que Sartre considera que tanto Hegel como Husserl han quedado prisioneros de las estructuras gnoseológicas, la apreciación que, al respecto, tiene de Heidegger, recorre otro camino. Esto podría explicarse a partir de las críticas que Heidegger esgrime contra aquellas filosofías que, entorpeciendo el análisis del existenciario, hallan la fundamentación de la conciencia en los actos téticos de conocimiento. Sartre coincide en este punto con el filósofo alemán. No obstante este reconocimiento, considera que existe en el método heideggeriano una falla que conduce a la confusión de la esfera de lo óntico con la de lo ontológico. Ello cobra especial relevancia para Sartre cuando, a la luz del análisis del prójimo, Heidegger identifique el origen ontológico del Dasein con el del Mitsein, conduciendo a un supuesto desdibujamiento de la identidad del Otro.
Proponemos analizar el concepto de impersonalidad que Sartre introduce en El ser y la Nada, particularmente en el capítulo denominado “La existencia del prójimo”, para comprender en profundidad el sentido que éste atribuye a la estructura del Mitsein. Sartre le reclama al planteo heideggeriano el haber situado el problema del prójimo en un terreno que invalida a priori el análisis de su existencia.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)