G.Agamben le otorga al sobreviviente testigo un estatuto muy particular: se trata de aquel que habla por delegación, habla de una experiencia que no alcanzo a atravesar en su completud-la de la muselmaneidad-, y de una experiencia además estructuralmente fuera del lenguaje; de allí que el rasgo distintivo del testimonio proviene de la inscripción en éste de una dimensión lacunar. El presente trabajo gira en torno a la cuestión de si acaso el modo en que Agamben concibe al testigo –pseudotestigo- no deja fuera de consideración a la experiencia de vida o en todo caso de sobrevida en el interior del campo; obturando o debilitando el valor y la fuerza de la reflexión en torno a la especificidad de esa experiencia.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)