El éthos, considerado como la imagen que el orador/enunciador crea de sí en su discurso, se ha constituido en una de las nociones de origen retórico más estudiadas y analizadas en los últimos tiempos desde la perspectiva del análisis del discurso, en particular, de la Escuela Francesa. Ciertamente, tanto interés reside en su importancia en la construcción discursiva. En el marco conceptual de la retórica, dentro del conjunto de pruebas técnicas, el éthos consiste en “causar una buena impresión, por la manera en la que uno construye su discurso, y por dar una imagen de sí capaz de convencer al auditorio por haberse ganado su confianza”. Así, ya desde la perspectiva del análisis del discurso, Maingueneau, quien retoma y adapta la noción aristotélica, afirma que:“la prueba por el éthos moviliza todo aquello que contribuye a crear una imagen de sí del orador en la enunciación discursiva”. A la luz de estas afirmaciones, no es difícil concebir la necesidad de estudiar el éthos y aquellos fenómenos discursivos relacionados con él.