Las reflexiones filosóficas en torno de la singularidad y la ejemplaridad son centrales para comprender una gran parte de las producciones que tienen lugar hoy en las llamadas ciencias sociales. Ni cuantitativo ni cualitativo, lejos de los objetos y de los sujetos, del dualismo particular/universal, la filosofía política contemporánea ofrece un conjunto de reflexiones centrales para “hacer estallar” el campo de reflexión encorsetado por la lógica del cálculo que ha predominado en las ciencias sociales. Éstas, en su mayoría, parecen querer extirpar el elemento incalculable inherente a su ejercicio, asociado a una práctica situada de lectura y escritura y, por ende también, política e histórica. Sin embargo, cuando esto sucede, cuando irrumpe el vacío de una biografía, ya no se pueden mantener las viejas oposiciones tranquilizadoras ni las fronteras entre las disciplinas ya que, lo que se nos impone es, justamente, la política como praxis viva que atraviesa todos los órdenes (el institucional, el filosófico, el histórico, el científico) y obliga a repensar el “campo de trabajo” como campo de batalla y de fuga del acontecimiento.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)