La filosofía y la música como exponentes privilegiados del Ser pueden dar cuenta de la fragmentación contemporánea del hombre. Ciertamente en nuestro tiempo, posterior a las visiones totalizantes del Idealismo, el ser real –incluido por supuesto el hombre y la consideración que él mismo tiene de sí- se ha visto menoscabado y reducido a escombros por el martillo omnipotente del Espíritu Absoluto hegeliano y es esto precisamente lo que han denunciado aquellos representantes del arte y el pensamiento.
Por ello, resulta fundamental valorar en este horizonte la apertura de caminos ignorados o subyacentes a la superficialidad de una observación desprevenida y que nos permitan descubrir donde se manifiesta verdaderamente la vida y más específicamente la vida humana. Una vida que pugna por no morir, afirmándose en lugares inexplorados ignorados o no expuestos a la totalidad.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)