En el capítulo 4 de su ensayo Stato di Eccezione, abocado a Benjamin y a su relación con Schmitt, Giorgio Agamben, luego de afirmar la centralidad de la catástrofe en el Ursprung des deutschen Trauerspiels de Benjamin - Origen del drama barroco alemán, editado originariamente en 1928 y su función como modelo del estado de excepción barroco, sorprende con la afirmación siguiente:
"Un infelice emendamento nel testo delle Gesammelte Schriften ha impedito di misurare tutte le implicazioni di questo spostamento. Dove il testo benjaminiano recitava : es gibt eine barocke Eschatologie, “vi è un’escatologia barocca”, gli editori, con singolare ignoranza di ogni cautela filológica, hanno corretto: Es gibt keine…, (“non vi è un’escatologia barocca”) (ibid.). Eppure il passo successivo è lógicamente e sintatticamente coerente con la lezione originale."
Aunque tipográficamente la diferencia es mínima (¡se trata, después de todo, de una “k”!), semánticamente es máxima: de la misma se sigue, en efecto, nada menos que dos tesis antinómicas entre sí:
(I) Hay una escatología barroca (“Es gibt eine barocke Eschatologie”);
(II) No hay una escatología barroca (“Es gibt keine barocke Eschatologie”).
Ahora bien, Agamben no habla de un error tipográfico, sino de una infeliz corrección (emendamento) del texto original, que procedería de haber suplantado (I) por (II), y que habría terminado embarullando las pistas que libra el Trauerspielbuch.
Mi propuesta aquí es:
a) Relacionar esta grave imputación agambeniana a los editores frankfutianos de Benjamin (Rolf Tiedemann y Hermann Schweppenhäuser), no solamente con el ensayo de Giorgio Agamben Estado de Excepción sino también con su ensayo previo II tempo che resta.Un commento alla Lettera ai Romani.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)