Si se pretendiese realizar un análisis de cualquier aspecto macroestructural de una sociedad actual, ya sea desde una simple comunidad de campesinos hasta un Estado Nación, muchas son las perspectivas y los fenómenos que podrían abordarse. Una perspectiva sumamente importante para explicar los fenómenos actuales es el estudio del pasado y a través de éste, los procesos histórico sociales que llevaron a la constitución de la realidad presente. Países como Argentina están acostumbrados a colocar el punto cero de su historia sólo a partir de sucesos fundamentales que permitieron fundar las bases de la Nación. Apenas se tiene en cuenta el pasado colonial más allá del siglo XVII y menos aun el milenario pasado prehispánico de las sociedades que habitaron este suelo por más de diez mil años. En países andinos como Bolivia y Perú es imposible ocultar tal vínculo con ese pasado. El noventa por ciento de la sociedad boliviana se reconoce como indígena, desciende de grupos indígenas o parte de sus ancestros eran indígenas. Existen alrededor de seis millones de personas que tienen como lengua madre el Quechua o el Aymara. Esta enorme masa de comunidades étnicas nos han demostrado en los últimos años que nunca desaparecieron.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)