En los recreos de mi escuela siempre intenté aportar desde mi lugar todo lo posible para mejorar cualitativamente esos momentos de recreación institucionalizados. Y últimamente nos encontramos con el escollo del tiempo. Los chicos y las chicas solamente tenían dos recreos de 10 minutos cada uno, lo que hacía que los juegos, en sus formas y modos se reiteraran. Paso a relatarles cómo fuimos construyendo, entre todos los que trabajamos en la escuela, una propuesta distinta.