Intentaré analizar el posible TLC entre Uruguay y Estados Unidos considerando sus potenciales consecuencias en varios aspectos interrelacionados:
1) la división uruguaya sobre el tema; 2) el interés estadounidense tras el rechazo mercosuriano al ALCA y el creciente peso político venezolano; y 3) su impacto en el MERCOSUR.
El tema es interesante para examinar la teoría de la diplomacia como un juego de doble nivel ya que Uruguay deberá equilibrar presiones internas y externas. Entre las primeras sobresalen posturas contrarias a una mayor dependencia económica con Estados Unidos, sectores que lo consideran una opción inmejorable para el país, la indecisión en la interna frenteamplista y la necesidad de mostrar una única posición en las negociaciones.
Entre las segundas, el tiempo, ya que el proyecto debería ser votado por el Congreso norteamericano antes de mediados del 2007, y la incertidumbre sobre la decisión del MERCOSUR, ya que para mantener el status de miembro pleno sus integrantes no pueden negociar individualmente acuerdos comerciales bilaterales, y las repercusiones en relación con Paraguay.
Para Estados Unidos firmar un TLC con Uruguay significaría aumentar su poder en la región y achicar la influencia mercosuriana. Las alternativas del bloque serían aceptar que Uruguay firme un acuerdo amplio, rechazarlo y arriesgarse a una fisura, u ofrecerle a Uruguay un intercambio comercial más equitativo. Para Paraguay el tema es clave, considerando sus propios intereses con Estados Unidos y las reuniones con representantes de Uruguay para desarrollar una estrategia conjunta ante una eventual oposición del MERCOSUR al acuerdo.