¿Qué significa que la Ilustración sea un modo de conocer y operar el objeto, la realidad social, lo que está “allí afuera” del sujeto? ¿Hay otros modos posibles? ¿Qué lugar ocupa el ensayo como forma posible de aprehender ese objeto? Y los conceptos como las herramientas privilegiadas del conocimiento ¿solo pueden llevar hacia un creciente cientificismo y dominación de la naturaleza, de ese “más allá” del “lado de acá”, de la “cosa”? ¿Cuáles son sus implicancias como los mediadores entre el sujeto y el objeto? Algunos de estos interrogantes serán los nudos problemáticos que se intentarán abrir en este escrito, en el que se propone como primer eje 1) desentrañar, a modo de realizar un diagnóstico de sociedad en el cual se inscribe nuestro problema particular, la lógica o el modus operandi que la razón ilustrada tiene para abordar la realidad social, principalmente desde las indagaciones producidas por Horkheimer y Adorno en su Dialéctica de la Ilustración. Para continuar en un segundo momento con 2) la indagación de las especificidades del ensayo y su potencialidad para realizar una crítica dialéctica del cientificismo de la razón ilustrada. Finalmente, a partir de los elementos desarrollados en los puntos anteriores, se intentará en un tercer momento 3) descifrar el enigma que supone la sentencia adorniana: “Solo son verdaderos los pensamientos que no se comprenden a sí mismos” (Adorno, 2001: 192), teniendo en cuenta la tesis que se intentará defender en este escrito: el papel que el concepto, como la mediación entre sujeto y objeto, tiene como promesa incumplida.