A fines de la década de 1920, Fernando Crudo desarrolló un artefacto capaz de registrar sonidos en papel utilizando técnicas comunes de impresión, lo que permitía grabar y reproducir sonidos usando papel común como soporte. El sistema, denominado fotoliptófono, estaba diseñado para que la banda sonora se imprimiese como una serie de tiras paralelas organizadas de modo de aprovechar el espacio disponible en una hoja completa de periódico en la que podían registrarse varios minutos de audio con calidad comparable a los sistemas de reproducción sonora de la época.
El trabajo presenta, en forma resumida, la base documental de las dos etapas fundamentales de la vida de este dispositivo. Un primer período, que va desde fines de la década de 1920 y se extiende por unos diez años, dedicado a los esfuerzos de industrializarlo y difundir sus ventajas; y un segundo período, que llega hasta entrada la década de 1950 en el que se utilizó para la conservación de documentos sonoros históricos formando el Archivo de la Palabra, y para apoyar la investigación desarrollada en el Laboratorio de Fonética Experimental.
Nuestra investigación pretende rescatar del olvido a este interesante fragmento de nuestra historia de desarrollos tecnológicos.