De los ejes de discusión en que ustedes participarán a lo largo de la vida laboral, (hablo a un hipotético público de estudiantes de periodismo) entre aquellos que seguramente ya están discutiendo, uno central será sin duda cuánto nos toca a nosotros mismos de la tal meneada libertad de prensa, es decir, qué espacio le queda a nuestro propio criterio confrontado con el interés de la empresa que nos contrata. Cuanto más veterano sea el periodista que responda a esta pregunta, más probable es que la respuesta sea: ninguno. No se desalienten; con el tiempo también aprenderán que el escepticismo generalizado, incluyendo una dosis de franca autodesvalorización es uno de los que pueden considerarse gestos elegantes del oficio.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)