Desde el nacimiento del diseño como disciplina independiente se presentó la problemática de si su fundamento teórico proyectual y funcional, inserto en el contexto de la sociedad industrial, se adecuaba al concepto de Arte que había forjado la denominada modernidad. El fantasma de “arte aplicado” o de “estetización de la vida cotidiana” rondó siempre como una mala nota en la construcción teórica de algunos historiadores de la vanguardia. Sin embargo, en el marco del intento de transformación que llevaron adelante los movimientos de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX, la tecnología y el desarrollo proyectual no fueron descartadas y se llevaron a cabo dentro de distintos marcos teóricos-ideológicos. Incluso no habría que descartar el desarrollo autónomo del concepto de diseño dentro del andamiaje teórico renovador del movimiento de las vanguardias.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)