No es reciente la aplicación de las perspectivas de género a la historia del arte, pero no puede disociarse de la parte de la producción artística que, en las últimas décadas, tiene el género como argumento principal, tampoco de la consideración plural del propio término de género, «que es de orden discursivo y designa los sentimientos, actitudes o tendencias y se constituye al margen de toda causalidad orgánica directa», y que, escribe el autor citado, no hay que confundir con el sexo ni con la orientación sexual. No son simples, ni lineales, las perspectivas de género, probablemente no estarían en la Historia del Arte sin un variado conjunto de propuestas que han convertido el territorio estético en campo de reflexiones sobre las cuestiones de género.