Se podría decir que las revistas culturales de la década del setenta eran también inevitablemente políticas, por lo que la revista político cultural se convirtió en un modo de intervención particularmente adecuado al momento histórico que le tocó vivir a la América Latina de entonces. La revista Crisis fue una publicación de esas características, se convirtió en el vehículo que sirvió a la discusión y difusión del pensamiento político de escritores e intelectuales en general con compromiso social, de escritores que podían decir “mi ametralladora es la literatura” como afirmó Julio Cortázar en el número 2 de la revista Crisis; es decir, Crisis se convirtió, y lo sostuvo mientras pudo, en un modo de pensar la militancia en el plano cultural.