Transitar el período colonial en América a través de la imagen, significa no sólo la complementación icónica del dogma cristiano; sino advertir que ésta se constituye como el medio, el nexo comunicacional por excelencia entre dos mundos, entre dos cosmovisiones que eclosionan bajo el nombre de conquista.
Por lo tanto en el siguiente escrito nos proponemos analizar el vínculo que versa entre el arte y la palabra en el período Colonial, concebida en esta ocasión como la plena reciprocidad entre estos dos ordenes, como así también expresar mediante el mismo proceso la negación a la que el dogma cristiano pudo verse expuesto, vale decir, identificar la recepción amerindia del discurso doctrinal, lo que equivale a decir la posible traición de la palabra mediante la imagen.
Esta doble lectura podemos encontrarla particularmente entorno de un personaje clave, quien figura él mismo como la conjunción ambos mundos: Phelipe Guaman Poma de Ayala y su representación de la Santísima Trinidad, el reverso negativo de esta ésta imagen, o la fisura que hallamos, es la figura del Espíritu Santo, del cual podemos sustraer el análisis que cuestiona la relación forma-contenido, es decir, la identidad planteada.