El discurso de la novedad siempre ha caracterizado la irrupción de cada nuevo medio de representación. Heredado de la tradición moderna con su ideología del progreso continuo e indefinido, y aunque hoy tal vez ligado con mayor fuerza a la lógica publicitaria y de mercado, no cabe duda de que este fenómeno acaba afectando de una u otra manera el alcance del pensamiento estético. Desde esta perspectiva, es evidente que lejos nuestro quedan aquellos años del siglo XIX, aquellos en los que Niepce lograba tomar y fijar la que se considera la primera fotografía de la historia; ciertamente, esto nos hace dudar acerca de si aún hoy tiene sentido preguntarnos sobre qué posibilidades estéticas y creativas es capaz de aportarnos un medio que cuenta con tal edad, cuando se insiste de manera tan profunda en el discurso de “lo nuevo” como valor crucial, también para la producción artística.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)