Todo el que ha sido escolarizado en el sistema educativo argentino ha participado de una u otra forma en los actos patrios de la escuela primaria por lo que en su memoria hay un lugar para ellos. Vividos como un momento de interrupción de la rutina escolar en tanto la escuela recibía visitas, ese día no era un día de clase como todos, teniendo repercusión más allá de los propios niños. Convocaban a la familia en la confección de caracterizaciones y disfraces, en la ayuda para la memorización de textos, en la búsqueda de materiales necesarios, en la exigencia del guardapolvo impecable o bien en la visita familiar a la escuela en hora y días fijados. En otras oportunidades concurrían autoridades de la zona o representantes de otras instituciones del barrio. También queda en el recuerdo la participación de los escolares en los desfiles en la plaza del pueblo o en puntos estratégicos de la ciudad, con la presencia de autoridades gubernamentales y bandas de música que le daban al acto el colorido, el sonido y la gala propios de la fecha.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)