Doménikos Theotokópoulos, El Greco, (1541-1614) después de pasar por Venecia y Roma, desde su Creta natal, se instala en Toledo donde no logra convertirse en pintor de la corte, pero sí puede ejercer su profesión con importantes encargos de instituciones y particulares de la época. Así es como el párroco de la iglesia de Santo Tomé le encomienda una obra para conmemorar al señor de la Villa de Orgaz, quien muerto en 1323, había realizado acciones benéficas y estaba enterrado en dicha iglesia. Un milagro se asociaba a su figura: en el momento de ser enterrado, los presentes habían visto descender de las alturas a San Esteban y a San Agustín, quienes lo trasladaban a la sepultura.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)