Fedra, la tragedia escrita por Séneca en el siglo I d. C, recoge el mito de Fedra, cuya existencia se remonta al siglo V a.C., para reflejar el conflicto entre Fedra, Hipólito y Teseo, desatado por la pasión desenfrenada de la madrastra, el rechazo del hijastro y la ira del padre.
La fuerza de este mito ha perdurado a lo largo de los siglos, tal como lo demuestran sus numerosas reescrituras y la proyección de algunos de sus temas en diversas obras literarias y cinematográficas.
Tal influencia puede observarse en la novela inglesa del siglo XIX, Middlemarch, escrita por George Eliot. Esta obra realista refleja el tejido social de una comunidad rural inglesa en 1832, mostrando la vida y las relaciones establecidas entre numerosos personajes que se entrecruzan por diversos motivos. Las historias de tres de sus personajes principales, Dorothea Brooke, Mr.
Casaubon y Will Ladislaw, se enlazan de manera tal que nos permiten pensar que el mito de Fedra subyace el planteo del triángulo amoroso. Aunque la resolución del mismo difiere de la tragedia concebida por Séneca, la muerte y la acusación falsa de una relación extramatrimonial por parte de uno de ellos son decisivas en la determinación de los destinos de los personajes de Eliot.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)