Según los viajeros ingleses John y William Parish Robertson "las fiestas públicas de todo género en Sud-América son designadas con el nombre genérico de `funciones'. Y así, hay funciones teatrales, funciones de iglesias (o procesiones), funciones de gobierno, (procesiones públicas también) y sobre todo las funciones mayas. Oficiadas en el seno de las plazas (centros funcionales y simbólicos de las ciudades hispanoamericanas) dichas funciones fueron eventos propicios para la realización de manifestaciones artísticas de carácter efímero, condición ésta que las coloca dentro del terreno de lo intangible. Desprovistos de su materialidad, entonces, es necesaria su re-construcción a partir de otras fuentes documentales que den cuenta de su despliegue y sentido teatral. Los textos de viajeros y la iconografía porteña de las primeras décadas del siglo XIX permiten abordar el estudio de la teatralidad implícita en la fiesta como la representación de un universo simbólico en el que la "nueva" mentalidad posrevolucionaria se manifiesta en arquitectura ficticia, los emblemas y ornatos de manera paradójica. A partir del análisis de estas "puestas en escena" se podría afirmar que convivían en las funciones mayas deseos identitarios de una República en formación e indicios de pervivencias de la tradición barroca como resabios del régimen colonial español supuestamente extinguido.