A lo largo de su historia la ciudad de Buenos Aires ha sido, como tantas capitales, motivo de variadas representaciones iconográficas. La abundante producción que tuvo a la metrópoli como tema, ha registrado tanto su proceso de transformación urbana como el de las propias técnicas de representación utilizadas; pero la relación entre ambas - lejos de ser unívoca- ha sido mediada por miradas forjadas en un marco epocal y tensionada por la subjetividad del artista. Desde la ciudad vista - inevitablemente- desde el Río hasta las escenas urbanas que prescinden de todo aquello que no denote alienación, Buenos Aires ha generado registros que van de las apacibles acuarelas de C. E. Pellegrini a las exasperadas vorágines porteñas de Poupeé Tessio, de la exaltación impresionista del paisaje industrial de los bordes por parte de Colivadino a las subterráneas anticipaciones de Kovensky. Utopía, pintoresquismo obrero, crítica social, angustia metafísica, impregnan las telas. En este contexto, el presente trabajo se propone indagar el entramado de estas relaciones a partir del análisis de una selección de obras que, a lo largo de un siglo y medio, resultan representativas de ciertos "climas" (de la ciudad y de la iconografía).