El cuento de Nikolai Gogol normalmente conocido como Diario de un loco (1834) le da involuntariamente su nombre a una sub-estructura narrativa muy propia de la literatura fantástica decimonónica, lo que equivale a decir un formato literario de cierta popularidad.2 Dicho formato se hizo tan reconocido, de hecho, que no ha de ser casual que un homónimo film de terror protagonizado por el idiosincrásico Vincent Price repusiera ese nombre a modo de etiqueta estandarizada: se trata, como se reconoce en los credits, no de una adaptación del cuento del ucraniano, sino del conocidísimo relato El Horla (1887), de Guy de Maupassant, siendo el francés el escritor que acaso más exploró y repitió la fórmula, hasta casi agotarla. En atención a este dudoso honor, supongo que podemos definir la forma pura y sus variantes procediendo primero intensivamente, ensayando una descripción tentativa y operativa, y luego ostensivamente, tomando ejemplos de la obra del autor de Bola de sebo.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)