Durante mucho tiempo el séptimo arte ha abrevado en las fuentes de la literatura y le ha otorgado el lugar de proveedora de argumentos, a tal punto que el cine llegó a definirse como un arte espurio ocupado en popularizar, divulgar o simplemente alterar la historia o el mundo creado por el escritor. Desde esta perspectiva, la obra cinematográfica debía ser juzgada en términos de «fidelidad» o «adulterio» al texto literario. Contrariamente a esta visión tradicional, Sergio Wolf (2004) insiste en que este tipo de análisis debe centrarse fundamentalmente en los motivos de los cambios y las persistencias, y en los efectos que producen. De ahí que prefiera el término «transposición» al de «adaptación», porque designa la idea de transplante, de poner algo en otro sitio, de extirpar ciertos modelos, pero pensando en otro registro o sistema.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)