La historia de la traducción poética en Argentina tiene un comienzo memorable a fines del siglo XIX, cuando Bartolomé Mitre dedica diez años de trabajo a su versión en endecasílabos rimados de la Divina Comedia. Luego de cuarenta y cinco reediciones, que hacen de Dante el clásico más leído en nuestro país, la traducción de Mitre pierde su hegemonía en 1965, cuando en ocasión de un aniversario de la muerte de Dante se publica en edición bilingüe la traducción de Ángel Battistessa, que es hasta hoy la de mayor difusión en Argentina.
Entre ambos trabajos transcurren años ricos de estudios filológicos y críticos sobre Dante, en Italia, en Argentina y en el mundo; años que modifican también la concepción de poesía, la noción de fidelidad, la relación entre autor y traductor, entre texto fuente y texto traducido. En este breve trabajo, se intentará relevar algunos de estos cambios, a partir del análisis puntual de un pasaje del Infierno dantesco en ambas traducciones.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)