En un capítulo de su libro Los decorados del olvido el poeta José María Álvarez relata una estadía en Trieste, menciona la ausencia de Magris y comenta un encuentro con Prenz. Y se detiene en la descripción de algunos rasgos que singularizan a la ciudad de Trieste: cierto clima onírico e irreal, y la inquietante coincidencia de haber sido una ciudad de escritores suicidas como Stuparich, Anna Pulitzer y Otto Weininger, entre otros. Podríamos agregar a esta revelación datos sobre el paso o la permanencia en esta ciudad de célebres hombres de letras como Rilke, Saba, Joyce y Kosovel. Por otro lado, en la actualidad se caracteriza por ser el habitat de varios escritores de diversos orígenes; viven allí el español José Antonio González Sainz, la yugoeslava Kenka Lekovich, la francesa Alessandrine de Mum, el austríaco Hans Raimund y el argentino Juan Octavio Prenz.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)