La arquitectura hispánica en las Indias, manifestación ideológica, tanto como artística de un proceso de conquista, entre otras conquistas de la cultura europeo-occidental, parece hoy un tema sino menor, al menos tratado de soslayo y a título ilustrativo en los diversos cursos de grado de historia de la arquitectura. Atosigados éstos por esa verdadera avalancha de obras e ideas del movimiento moderno y los demás continuadores, por la llamada 'deconstrucción'-así, a la francesa- y los otros emergentes posmodernos, el lugar de lo colonial pasa desapercibido. La arquitectura de estos tiempos, en una sociedad mundial, sustentada en un movimiento de capitales sin precedentes, ocupa la casi totalidad del escenario histórico. Ese impresionante acervo de posibilidades de la imaginación y de la técnica aparenta un 'todo' en la arquitectura, un 'non plus ultra' cultural aparente, como es la posmodernidad.¿A quienes les preocupan esos magníficos edificios coloniales, religiosos y civiles? ¿Cuántos desean saber de aquellos nobles materiales autóctonos como el tezontle, la piedra sillar, el cardón y de aquellas técnicas para devastar y pulir rocas y maderos o para 'quinchar' en crucería? ¿Cuánto se conoce de aquellos artesanos -los pro-indigenistas no deberían reconocer y elogiar su talento?-¿Qué lugar ocupa el barroco o el mudéjar, de esas sociedades pretéritas, y para colmo periféricas, en tiempos de la higth tech?¿Qué clase de imaginario puede conformarse con tales desventajas?¿La historia de la arquitectura colonial española supone una idea conservadora de la historia? Preguntas con respuestas probablemente ausentes, que no buscamos contestar por ahora.