La tecnología como principio innovador, como herramienta de conocimiento. Uno de los puntos de partida, no el único, para sumergir al alumno en el mundo de la tecnología, entendida ésta como el conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento; para averiguar, por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. El conocimiento visto como algo que fluye hacia delante y hacia atrás, que es mejorado, adaptado y actualizado continuamente. Con esta premisa y la posibilidad de la historia como una de las herramientas que nos permite no sólo conocer, sino también entender el hoy, es que nos abocamos, en esta oportunidad al período de la Edad Media.
Aunque en algún momento se vio al Medioevo como una época oscura de la historia, más tarde esto fue reivindicado. Es cierto que la cultura desaparece de las ciudades, pero se refugia en los monasterios.
Éstos no sólo eran lugar de oración, funcionaban también como centros de cultura ya que disponían de una escuela y de un scriptorium.
La coyuntura social, histórica y política del momento junto con avances en la tecnología permiten innovaciones fundamentales. El papiro es reemplazado por el pergamino, lo que lleva a la aparición del códice (antecedente del libro) y una nueva concepción en el uso de columnas, márgenes y ubicación de títulos; se cambia el uso de la pluma de caña por la de ave, al ser más liviana permite la realización de distintos trazos en la escritura; La escritura Semiuncial se suma a la Uncial (“mayúscula” con altura fija) y con la reunificación que hizo Carlomagno, de parte del desintegrado imperio romano de occidente, y su interés por la estandarización y normalización de una escritura en todo el Imperio nace en Francia la escritura la minúscula Carlovingia o Carolingia El libro, como pieza de conocimiento, pasa de ser un objeto casi sagrado en la Alta Edad Media a formar parte de librerías y bibliotecas en la Baja Edad Media.