En 1926 y 1927, se desarrollaron sucesivamente en nuestra ciudad los dos salones convocados por la Agrupación de Artistas Plásticos Rosarinos "Nexus". Entre los expositores participaron el pintor Julio Vanzo y el escultor Lucio Fontana, presentando nuevas formas de la figuración que se distanciaban en gran medida del conjunto. Estos trabajos suscitaron una serie de adhesiones y rechazos difundidos a través de las distintas críticas periodísticas. La intención de este trabajo es deslindar las ideas estéticas implícitas en estos posicionamientos. Por un lado, encontramos una crítica conservadora que rechazaba todas las formas del modernismo por su oposición a un ideal de belleza eterno implícito en las normas estéticas clásicas. Para sostener esta postura, apelaba a una serie de conceptos presentes de los escritos de Winckelmann. Paralelamente, otro tipo de valoración provenía del ámbito de las letras rosarinas. Como exponente de las nuevas alianzas que en pos del arte moderno se estaban generando, un extenso artículo refutaba las duras críticas lanzadas desde el diario La Capital, elaborando una defensa del trabajo de los jóvenes creadores rosarinos. En este caso, los presupuestos filosóficos esgrimidos provenían del español José Ortega y Gasset, un conocido promotor del modernismo estético.