Nada más opuesto o contradictorio para el sentido común que mezclar términos como teoría y política. Quizás porque para el saber común -androcéntrico- la segunda se encuentra contaminada en su marcación negativa por juicios que la desacreditan. Retengamos dos de ellos: la política estaría inmersa en ideologías, la política estaría cegada por las pasiones; la Teoría en cambio, pertenecería a ese ámbito claro y sosegado en donde mentes neutrales emitirían juicios neutrales.
Por ello hablar de “políticas de la teoría” sería una franca contradicción. Estas posiciones que sin duda se pueden ubicar en una concepción logocéntrica del hacer teórico han sido cuestionadas y discutidas por el feminismo. La incorporación a la reflexión teórica del concepto de situación, de los valores, del cuerpo como encarnación del sujeto histórico, entre otras variables, da cuenta del trayecto crítico de la teoría. En este trabajo trataré de despejar las relaciones entre teoría y política tomando como punto de articulación el valor de la palabra.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)