En su intervención durante el II Seminario Internacional del Instituto de Semiótica Literaria y Teatral, Darío Villanueva (1993) recuperaba el carácter ficticio de la autobiografía apuntado en sucesivas formulaciones por la crítica tanto estructuralista como deconstructivista, dedicada al estudio del género (Lejeune, Olney, Gursdorf, Barthes, De Man), pero con el fin de sugerir, esta vez, que la clave de la autobiografía no se encuentra en el pacto referencial entre el autor y el lector ni en las figuras retóricas de la metáfora (Olney 1972) o de la prosopopeya (De Man 1979) sino en la de la paradoja, “figura lógica que consiste en la unión de dos nociones aparentemente irreconciliables de las que surge, no obstante, un significado nuevo y profundo” (Villanueva 1993: 18). Estas nociones son las de realidad y ficción.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)