Habitar los medios de comunicación y cualquier institución en clave feminista implica asumir la provisoriedad de nuestras certezas, la parcialidad de nuestras miradas, legitimar los saberes que vienen de los márgenes, de las experiencias; estar dispuestas a desestabilizar las relaciones de saber–poder que suponen jerarquías entre sujetos y autorizarnos a tomar la palabra como mujeres, lesbianas, bisexuales... A viva voz.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)