En su estudio sobre Séneca, Paratore (Seneca. Roma, 1956, XXI) es portavoz del juicio negativo de sus antepasados críticos sobre la tragedia de Séneca, y reconoce la legitimidad de “los motivos que justifican la repulsión crítica hacia el teatro de Séneca”. En la base de sus apreciaciones se encuentra la tradicional valoración del Séneca filósofo, maestro de sabiduría, frente al Séneca tragediógrafo, desatendido por la crítica en los últimos siglos. No obstante, coincidiendo con Regenboren, Paratore trata de recuperar algunos aspectos elogiables, lo que marca el inicio de un giro en las apreciaciones que irá afirmándose en la segunda parte del siglo XX para encontrarnos hoy con una figura revalorizada como fundamental en el desarrollo de la dramaturgia euroamericana.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)