En la tragedia Oedipus de Séneca el coro, por sus conocimientos, parece hallarse presente en escena durante toda la acción. Cada canto posee una relación particular con los episodios que lo preceden o proceden; si bien ésta no se trata siempre de una relación directa, en todos los casos encontramos la conexión, función e importancia del coro, pues no sólo demuestra un gran saber y entendimiento sobre los hechos, sino que despliega una lectura de ellos muchas veces esclarecedora. A los efectos del análisis, daremos una breve reseña de las partes corales y sus características. Podemos observar que en el primer acto el coro acompaña la descripción y el dolor de Edipo realizando una tarea similar y manifestando una afectación semejante. Al finalizar el segundo acto, Tiresias ordena una participación determinada al coro: el himno a Baco, y no sólo su posición entre dos escenas de horror (el extispicium y la necromancia) sino también el tema de la naturaleza y la vitalidad generan un efecto de claroscuro sorpresivo y aliviador. Durante el tercer acto Layo ha señalado al culpable y el coro, por su parte, busca dilucidar el origen de la culpa, con una intención defensiva y protectora hacia Edipo. Luego del descubrimiento de la verdad, el coro en forma alusiva culpa ahora al personaje. Por último, en el quinto acto el mensajero refiere el propio cegamiento y castigo del rey, ante lo cual el coro, culpando al hado, retoma la postura condescendiente de su tercera aparición.