Desde principios del siglo XIX comenzó a gestarse en Occidente un cambio en las ideas y prácticas de la maternidad. En Argentina la preocupación por la maternalización y la maternidad de las mujeres estuvo vinculada a la necesidad de “poblar” el territorio, donde el Estado debía cumplir un rol activo en este proceso. Los papeles atribuidos a hombres y mujeres y el rol asumido por el Estado en la regulación de relaciones entre los sexos y en los roles familiares impactó en las conductas reproductivas de las mujeres (Nari, 2004).
Dicho de este modo, la maternidad no fue, ni es, un concepto unívoco sino que, por el contrario, abarca distintas y complejas dimensiones, tales como lo biológico y lo experiencial. Al mismo tiempo que se encuentra íntimamente ligada a la construcción de la identidad del género femenino.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)