Los años sesenta y setenta tuvieron como discursos privilegiados, que procuraban develar la verdad del sexo, al psicoanálisis y a la sexología. Ambos campos de fronteras porosas se desplegaron en distintos órdenes de la vida y de la cultural local. Se trató de dos discursos que, siguiendo a Michel Foucault, pueden ser pensados como dos expresiones distintas de scientia sexualis (2002[1976]). En otras palabras, dos discursos orientados a descubrir la verdad en torno al sexo, trascendente del propio sujeto, aún, incluso, cuando dicha verdad -en estos casosestaba ligada al placer carnal de aquel sujeto.