El presente trabajo se plantea como una apertura al debate sobre las investigaciones interdisciplinarias de arte y feminismo, pensando en cómo intentar dar cuenta de este cruce en el contexto argentino2.
Es, en cierto sentido, también, una relativa “defensa” de lo vital y lo político en y desde la teoría y crítica del arte en un contexto donde parece haber necesidades y problemas “más urgentes” para “los feminismos” que el ocuparse reflexivamente de las prácticas artísticas, de su constitución y los modos en que se narra y nos subjetiva la historia del arte. A veces, parece que nos encontramos justificando-nos en por qué pensar y resistir desde las afectividades sexo-políticas (que sean a la par críticas y placenteras) en el arte y la cultura. Y sin embargo, trazamos palabras que insisten en pensar la práctica artística cómo un lugar desde donde discutir y subvertir los sentidos asignados desde el androcentrismo y la heterosexualidad obligatoria.
De allí que el título de la ponencia retome, como pequeño homenaje, un texto de la activista, teórica, negra y lesbiana Audre Lorde quien reclamaba, ya en los ‘70, el lugar político acerca de la poesía (pero que podemos extender al arte en general) diciendo que para las mujeres, la poesía no es un lujo. Es una necesidad vital. Ella define la calidad de la luz bajo la cual formulamos nuestras esperanzas y sueños de supervivencia y cambio (Lorde; [1984] 2003:15).
Esta ponencia insiste entonces en mantener viva la utopía de que el arte no es (o no debería ser) un lujo, una temática menor, menos urgente o importante que las actividades de la política (macro-estatal).
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)