Carrera se apropia del carpe diem horaciano, de gran resonancia a través de los siglos en poetas como Ronsard, “Soneto a Helena”, Libro II (1875) o Garcilaso de la Vega, Soneto XXIII (1543) para citar los ejemplos más conocidos, y lo interpela, expande y modifica desde su actual contexto de escritura, con variantes interpretativas que oscilan entre las fáciles tentaciones del epicureísmo, concomitantes con algunas interpretaciones de su formulación inicial, y las azarosas experiencias del hombre contemporáneo.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)