La poética del catalán Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929-1990), uno de los más reconocidos nombres de la fecunda “promoción del medio siglo” español, puede reconstruirse a partir de una singular figura de poeta, la del poeta-lector. Sus textos articulan un entramado dialógico que remite a una vasta enciclopedia de anaqueles superpuestos: literaturas europeas (anglosajona y, en segundo término, francesa), literatura española del Siglo de Oro y literatura clásica. Este último repertorio, al que Gil de Biedma simultáneamente parodia y reverencia, resulta convocado a través de una serie de gestos que asedian la tradición grecolatina desde variadas perspectivas: la cita intertextual, el uso de ciertos tonos, registros, motivos y temas, la invocación a personajes consagrados dentro del imaginario clásico y la apropiación de algunas de sus formas genéricas.
El presente trabajo intentará aproximarse de modo general a estas cuestiones para detenerse, luego, en el análisis de dos textos biedmanos que, trazados al calor de su programa poético, se reapropian de la secular figura de Afrodita en clave irreverente, no sólo en relación con la propia tradición clásica, sino también respecto del lugar y el tiempo de enunciación en los que estos poemas se escriben: la España franquista.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)