El paradigma de la modernidad, constituyó un momento determinante en la noción de un sujeto portador de derechos, por ende una sociedad civil capaz de definir sus propios rumbos, sin el determinismo teológico/divino para verlo e interpretarlo.
En este sentido, los aportes feministas han develado que los principios básicos de libertad e igualdad de dicho paradigma, solo fueron privilegio de una concepción androcéntrica. La mujer estuvo completamente excluida y recluida a una condición de incapacidad y a una posición asimétrica respecto a los varones, desarrollada en la cultura patriarcal.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)